viernes, 2 de noviembre de 2018

¡CORAJE!




¡CORAJE! 

Malú Kikuchi  (2/11/2018)


La palabra no sólo suena bien, es imprescindible para todo, en particular para los políticos gobernantes. Viene del latín “cor” y este del griego, “Kardia”, o sea corazón. Significa valor, dejar de lado el miedo, “echar el corazón por delante”. Algo de lo que definitivamente, carece el gobierno.

No vale la pena insistir en lo que Cambiemos debiera haber hecho desde el 10/12/2015, en esos preciosos e irrepetibles primeros 100 días. Ya está, no lo hizo, no tiene remedio. Pero todavía tiene tiempo, poco, para tomar las medidas necesarias que puedan salvar un gobierno que hace agua.

El gradualismo se debe acabar. Los subsidios se deben acabar. La edad jubilatoria se debe alagar. Los corruptos deben ser juzgados YA! El dinero robado por los K, debe ser buscado en serio, encontrado y puesto a disposición de la obra pública, para que la gente pueda vivir mejor.

El gobierno debe dejar de subir los impuestos. Su calidad de vida no se corresponde con esos impuestos. Debe terminar con los cortes de calles, que los que reclaman lo hagan sobre las veredas o en las plazas.

El poder judicial, los que viven de la política, diputados, senadores, legisladores, intendentes y el ejecutivo, deben ajustarse, todo el peso no debe caer sobre los pocos que todavía producen algo en el país. Hay que poner orden y esto no es fascismo, es sentido común.  

Brasil, harto de inseguridad, narcotráfico y corrupción, ha elegido un nuevo presidente. Bolsonaro es un revolucionario, que pretende cambiar a su país. No se sabe si lo conseguirá, los intereses creados son muchos y muy arraigados. Pero lo intentará.

Por ahora, Jair Bolsonaro ha demostrado el coraje de decir lo que piensa. Algunas cosas son chocantes, desagradables, pero no las disfraza. Los votantes no han ido a las urnas engañados, el hombre es homofóbico, misógino y racista. No son cualidades para exhibir en una campaña.

Defiende la dictadura de 1964/1985, eso es más fácil en Brasil: la entidad más prestigiosa hoy es el ejército. En Argentina, los medios de Alfonsín en más, han hecho un demoledor trabajo para terminar con las FFAA. Y les ha dado resultado. Bolsonaro pretende que no se hable más de dictadura.

Se enseñará que hubo un gobierno militar, los estudiantes sacarán sus propias conclusiones. Y en educación nada de políticas de género. Los chicos sabrán que hay hombres y mujeres. Lo demás vendrá con el tiempo. Sin juicios previos, lo que está claro es que Bolsonaro es   políticamente incorrecto. Y tiene coraje para ir contra la corriente. La Argentina, ¿cómo se llevará con este nuevo gobierno vecino?

Las organizaciones sociales le pondrán todos los motes diabólicos de su vocabulario, con las bendiciones del Papa. Los sindicatos pondrán el grito en el cielo. Los abortistas, los defensores de las políticas de género harán piquetes frente a la embajada del Brasil. Mauricio Macri, ¿qué hará?

Si Bolsonaro firma tratados bilaterales de libre comercio, aunque el Mercosur lo prohíba, ¿Macri se animará a hacerlo? Si Bolsonaro consigue desregular Brasil, bajar los impuestos, flexibilizar el tema laboral, las inversiones mundiales correrán  hacia su país. Mauricio Macri, ¿qué hará?

Brasil es 4 veces más grande en territorio que la Argentina y tiene una población de 210 millones de habitantes, Argentina 44 millones. Brasil pareciera tener un presidente dispuesto a cambiar en serio a su país. Acá, el gobierno dice ¡Cambiemos!, pero todo sigue casi sin cambios.


¿Qué pasó? ¿Durán Barba y Marcos Peña frenan los cambios? Pero el que los tiene ahí es Macri; a uno lo consulta, el otro es el jefe de gabinete de su gobierno. Argentina necesita cambiar de verdad, no de palabra. El cambio ha de ser cultural y es dificilísimo, pero da la sensación de no tener el coraje suficiente para romper con lo presuntamente correcto.

El año que viene será un año electoral. El gobierno mima a los que nunca lo votarán por ideología y descuida y maltrata a los que lo votaron. La economía, con herencias horribles, dificultades internacionales y muchos errores propios, no funciona para las mayorías que extrañan a CFK.

Thomas Jefferson (3º presidente de EEUU entre 1801/1809), decía que: “Un hombre con coraje, es una mayoría”. Sería fantástico que Mauricio Macri internalizara la frase.

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