viernes, 31 de julio de 2020

EL PRECIO DE LA PRESIDENCIA Y "TODO CAMBIA, TODO CAMBIA"


EL TODO CAMBIA"PRECIO DE LA PRESIDENCIA Y “TODO CAMBIA, TODO CAMBIA”

Malú Kikuchi  (31/7/2020)


La vicepresidente de la Nación se ha mandado hacer una reforma judicial a su medida. Sobre una intención fallida de Néstor K, que quería llevar los juzgados penales federales de CABA a 46, cuestión de diluir el poder de Comodoro Py, la desempolvó y le sumó a su abogado Alberto Beraldi.

Se supone que en este mundo todo tiene un precio, la presidencia de Alberto Fernández, basada en los votos de CFK, tenía como precio que ésta zafara de todos sus problemas penales. Que son serios y muchos. La reforma judicial era imprescindible para la libertad de ella y su familia.

La reforma es necesaria, pero… 1º, no es el momento en plena pandemia. La gente, la que votó a Fernández por dos y la que no los votó, tiene otras prioridades: no contagiarse el covid-19, sobrevivir a la terrible crisis económica y a la creciente y por lo visto imparable inseguridad.

La reforma judicial se debe hacer en un país en paz y de ser posible en salud y sin default. Ahora no. Pero Cristina necesita salir del tembladeral de sus causas penales, ya. Y en medio del desastre que es la Argentina de hoy, puede que la gente que tiene otros problemas, no registre el cambio.

Aumentar fiscalías y juzgados, parece simple, pero una fiscalía cuesta $4 millones por mes y un juzgado $9 millones ídem. Hay que multiplicar y sacar cuentas. Por supuesto que esa reforma va al congreso, por supuesto que el senado la votará “sin cambiar una coma”, a la orden de CFK.

Por supuesto que todo dependerá de diputados. Si los votos de Lavagna y algunos provinciales no aceptan la reforma o le cambian algunos artículos o muchos o todo, de ellos dependerá. Con mayoría simple la reforma se acepta. El problema más serio está en la posible reforma de la Corte.

Para que el precio de la presidencia no sea tan burdo y visible, Alberto F nombró un consejo (o comisión, le hubiera hecho gracia a Perón) de expertos para estudiar 4 temas: Nº de jueces de la Corte, el Consejo de la Magistratura, juicios por jurado y el Ministerio Público.

Lo que le importa a CFK es el Nº de jueces en la Corte; quiere aumentarlo. ¡Qué razón tenía la Negra Sosa cuando cantaba “todo cambia, todo cambia”! Cuando Néstor K redujo la Corte de 9 jueces a 5 (Menem la había ampliado de 5 a 9) en el 2006, la senadora CFK fue la autora del proyecto. Solo hay que buscar el discurso en youtube. Ahora necesita más jueces.

El consejo de expertos, todos ellos con prestigio, está compuesto por 11  abogados, 8 de ellos PJ. Alberto Beraldi, Carlos Arslanian y Enrique Bacigalupo (lleva 40 años viviendo en España, fue Procurador del Tesoro de Cámpora y se exilió), los 3 son penalistas. Es obvio que el derecho penal obsesiona a CFK. El Nº de mujeres está respetado, el federalismo también.

Esta pobre y maltratada Argentina que en  16 años con 2 presidentes PJ, hizo pasar al supremo Tribunal de Justicia de la Nación de 5 miembros a 9, 1990. Fue la “mayoría automática”. Y de 9 a 5 otra vez. Y la autora del proyecto de volver los jueces de la Corte a 5, ahora necesita que sean más.

Eso de tratar a la Corte como si fuera de goma, la estiran y la achican y la quieren volver a estirar. No es serio. Nadie va a tomar en serio un país que no paga sus deudas y cambia sus reglas de juego rompiendo contratos. Que cambia su sistema de justicia y lo hace a través del mismo partido político, y peor aún, con los mismos protagonistas. Perdón, protagonistA.

viernes, 24 de julio de 2020

"ESTAMOS EN GUERRA LOS DELINCUENTES Y NOSOTROS"

“ESTAMOS EN GUERRA LOS DELINCUENTES Y NOSOTROS”

Malú Kikuchi  (25/7/2020)


La frase del título la dijo un ciudadano argentino residente en el Barrio Los Naranjos, situado en Machwitz, provincia de Buenos Aires. Parece ser así. La inseguridad viene asolando al país desde hace tiempo. Se cimenta en el aumento de la pobreza, la falta de trabajo y el seudo “garantismo”.

Cuando termine, algún día lo hará, esta eterna y errada cuarentena, las cifras más amables sostienen que de cada 2 argentinos, 1 será pobre.  O sea que por lo menos habrá un 50% de pobres, sin calcular los indigentes. No es que un pobre deba delinquir, pero lo hará. Comer es imprescindible.

Lo mismo con los desempleados que formarán legión dentro de ese universo de pobreza. La ayuda estatal tendrá un límite, es inevitable. Si se, suma  la desesperanza ante un futuro que no será mejor, los empujarán al delito. Dinero fácil de conseguir a punta de pistola. Matar o morir.

Y el seudo “garantismo”. Es un mote que indigna, garantistas son aquellos que creen y respetan las garantías establecidas en la Constitución Nacional. Estos discípulos de Zaffaroni son simplemente abolicionistas del Código Penal. La Argentina desde hace 30 años enseña esta aberración.

Año tras año se reciben abogados en todas las facultades de Derecho del país, con la mente enferma. Los victimarios son las víctimas y las víctimas son los victimarios. Hay algo muy retorcido en esta falsa premisa. El delincuente pasa a ser una víctima de la sociedad, maligna y “burguesa”.

El poder judicial, vaciado de justicia y mayoritariamente enviciado con el “garantismo” y la corrupción, trata a los delincuentes con excusas y a las víctimas con dureza. El actual gobierno liberó presos, sin custodia ni tobilleras y con un patronato de presos cerrado por cuarentena.

Fueron alrededor de 2.500, que por obvio que parezca, algunos ya volvieron a delinquir. El autor del disparate  fue el juez de Casación bonaerense Víctor Violini, que firmó excarcelaciones y domiciliarias. La Corte Suprema bonaerense revocó la orden, pero no se buscó a los presos.

Todo esto sucedió gracias al gobierno que busca desesperadamente la impunidad para ciertos personajes. Para llegar a conseguirlo  necesita empezar por el escalón más bajo de la sociedad, cuestión de llegar al más alto sin que la población se sorprenda. La pandemia ayuda para este fin.

En pocos días hemos tenido episodios terribles con 3 jubilados, en principio personas fáciles de dominar. El caso de Jorge Ríos (71), en Quilmes, asaltado 3 veces durante la misma noche, terminó matando a uno de los ladrones. Eran 5, todo de la barra de Quilmes, uno de ellos, preso liberado por el covid-19. Otro jubilado (81), asaltado por 3 delincuentes de noche en su casa del Barrio Peralta Ramos en Mar del Plata, mató a uno de los delincuentes (que hacía 2 días había salido de la cárcel, por covid-19). Y el caso inverso, el propietario de una gran casa en el Barrio Los Naranjos, asesinado por un desconocido. Lo encontraron desnudo y maniatado.

Es ahí que otro residente del barrio dijo a los periodistas que, “estamos en guerra, de un lado los delincuentes, del otro nosotros”. “Le pagamos al gobierno por seguridad y la inseguridad nos mata”, dijo otro residente. La conclusión fue que a falta de justicia había que tomarla por mano propia.

No es un buen mensaje. La civilización de un país transita desde la ley de la selva hasta un poder judicial prestigioso y basado en la ley. La Argentina está haciendo el camino inverso. Es peligroso. Pero el primer instinto del ser humano es el de conservación. Ante la posibilidad de morir, matar.

Mientras todo esto sucede, los ministros de seguridad de la Nación y la Provincia de Buenos Aires, pierden el tiempo en discusiones inútiles. Pobreza, desempleo, garantismo, presos sueltos, sociedad encerrada, jueces corruptos, la tormenta perfecta para la impunidad de los K.

Dijo el poeta dominicano Manuel del Cabral, “El juez, mientras descansa limpia sus anteojos. ¿Y para que los limpia si el sucio está en el ojo”.

viernes, 17 de julio de 2020

EL PODER, ¿ESTÁ EN LA ROSADA O EN EL INSTITUTO PATRIA?'


EL PODER, ¿ESTÁ EN LA ROSADA O EN EL INSTITUTO PATRIA?

Malú Kikuchi  (18/7/2020)


Era inevitable que sucediera. Sucedió. Empezó la guerra abierta entre el Alberto F y su Vice. Desde que CFK eligió su candidato presidencial, hecho inédito en la historia y se propuso ella como candidata a Vice, teniendo ambos explicitas diferencias, la semilla de la discordia estaba presente.

Desde el comienzo se notó la tensión entre ellos. Los gestos desagradables de CFK hablando con Alberto el día de la asunción, los discursos y los tuits de ella, siempre enviando algún pinchazo para Alberto. Discusiones hacia dentro del espacio político del Frente. A partir del 9 de julio todo cambió.

CFK se sacó la careta y declaró la guerra abiertamente. Pareciera que Alberto y su Vice tienen visiones antagónicas de la patria posible. CFK sueña con un chavismo populista de izquierda (para el pueblo, no para ella y su gente) y el Presidente no se sabe qué quiere ni hacia dónde va.

CFK elogiando el artículo de Alfredo Zaia de Página 12 el lunes 13/7, que describía una economía cerrada y criticaba al empresariado que acompañó al Presidente el 9/7.  Mamá Hebe, lenguaraz de CFK, con más brutalidad acusó al empresariado de crímenes inexistentes.

Luego del encuentro virtual de Alberto con legisladores de Juntos por el Cambio, Mamá Hebe lo acusó de dormir con cocodrilos. Se sumó Nora Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo, por regla general con más sentido común que Mamá Hebe. Y De Vido. Al que le contestó Juan Grabois.

Un verdadero conventillo de sainete barato, que debería avergonzar a sus actores principales. Pero todo esto desgasta, roe la figura presidencial. Alberto quiere conciliar, es parte de su personalidad, su Vice no lo tolera. Una vez más el pueblo argentino en medio de una interna peronista.

Hechos que recuerden los 70, no son buenos p
ara nadie. Ezeiza, el desencuentro entre el PJ ortodoxo y el PJ de extrema izquierda, Perón debiendo aterrizar en otro aeropuerto y todo lo que siguió, y como terminó, aterroriza.  Los tiempos no son los mismos… por ahora.

Alberto no es el Perón de 1973 y Cristina no es montonera, pudo serlo en su momento y no lo fue, pero la situación es complicada. La Vice está esmerilando con lima de metal grueso a su Presidente. La pregunta es,  ¿sólo le está “marcando la cancha” o pretende reemplazarlo?

La contestación vendrá con el tiempo. Andrés Malamud, analista político, profesor en la universidad de Lisboa, Portugal, sostiene que las personalidades de ambos funcionarios son muy, pero muy distintas. Cuando CFK choca, redobla la apuesta, cuando AF choca, retrocede.

Y basta recordar el caso Vicentín, donde el Presidente dio marcha atrás, aunque la senadora Fernández Sagasti, muy kirchnerista, sostiene que la expropiación sigue en pie. AF se animó a que la Argentina criticara a Venezuela en la ONU y le pidió que tuvieran elecciones transparentes.

Tuvo que dar marcha atrás. Con el Memorándum con Irán fue igual. Tuvo que dar explicaciones ante la comunidad judía. Lo que criticó duramente fuera del gobierno, no puede hacerlo desde SU gobierno. Malamud dice que el ataque K responde a que van perdiendo terreno. Es difícil de creer.

Y sostiene que seguirán los fuegos artificiales y algunos incendios reales, pero que no van a romper su sociedad porque se necesitan. Ella perdió  las elecciones del 2013, 2015, 2017,  sabe que sola no llega. Alberto sin los K, electoralmente no existe. Con el correr de los días eso puede  cambiar.

Depende de muchas cosas. La eterna cuarentena que fue un éxito al comienzo, hoy tiene que explicarla detalladamente para que sea aceptada. Depende del resultado. La economía en terapia intensiva y con malas perspectivas. La negociación de la deuda (9º default) en “stabd by”.

Suponiendo que todo salga bien para Alberto F y la Argentina pueda tener un respiro. Aun así, la pregunta será la misma: el poder, ¿estará en la Rosada o en el Instituto Patria? Se aceptan sugerencias.

viernes, 10 de julio de 2020

ENTRE LA AMISTAD Y EL ODIO, LA ARGENTINA SIN RUMBO


ENTRE LA AMISTAD Y EL ODIO, LA ARGENTINA SIN RUMBO

Malú KIkuchi  (11/7/2020)


La confusión es total. Es malo estar confundido y es peor si la confusión la genera el Presidente de la Nación. ¿Quién es Alberto Fernández? Más allá de ser abogado, político y ahora presidente, ¿quién es? ¿Es el que llama a la unidad, el que vino a terminar con la grieta?  ¿Es que tiene como Roberto Carlos un millón de amigos, o el que se enoja y reacciona con violencia?

Después de más de 7 meses de gobierno, la pregunta es acuciante. El día de la Independencia, en su discurso trató de “querido amigo” a ¡Gildo Insfrán!, a otros muchos más, entre ellos a Horacio Rodríguez Larreta. Un buen gesto. Pero cerró el discurso hablando de acabar con los “odiadores seriales”. ¿Con cuáles? ¿Con los opositores y con los propios, también?

Eso no lo aclaró. Aclara poco, dice una cosa y hace otra. Eso lo aprendió de su maestro Néstor K. Pero esta semana empezó mal. Con la muerte de Fabián Gutierrez, ex secretario de CFK, declarante arrepentido de los bolsos que iban a Santa Cruz (se supone con dinero), Alberto F. se sacó.

Un poco prudente mensaje de Juntos por el Cambio asociando la figura de Gutierrez con CFK, disparó una serie de disparates por parte del gobierno. Diego Leuco hablando al aire con Santiago Cafiero dijo que el móvil de la muerte era el robo y el jefe de gabinete se enfureció. Tuiteó un video  al que adornó con emoticones de trompadas. Y el Presidente lo retuiteó.

Lo hizo desde su sitio oficial. No hay que dejar que Alberto F cuando no puede dormir, tuitee. Tienen la misma mala costumbre Trump y Bolsonaro.  Luego, para bajar los decibeles Alberto dijo que era una broma. El Presidente de una Nación no puede hacer bromas que impliquen  violencia. Que ni siquiera rocen la idea de violencia. Trompadas afuera.

Para no ser menos, Cafiero en otro tuit trató de “idiota” al Dr. Alejandro Fargosi. Evidentemente en el Frente de Todos no tienen conciencia del cargo. ¿Será por eso que no tienen cargos de conciencia? ¿Quiénes son los “odiadores” seriales, ¿los que insultan y mandan trompadas virtuales?

También del lado de la oposición hay odiadores, son innegables, pero hoy no tienen la responsabilidad del gobierno, ni son funcionarios viviendo del erario público. De todos modos eso tampoco los justifica. Y si el gobierno y/o la oposición quieren adueñarse del banderazo del 9/7, se equivocan.

Fue una manifestación espontánea en más de 70 lugares del país, en particular CABA, Rosario, Avellaneda y Reconqista (Santa FE, Vicentín), Córdoba, Tucumán y Mendoza. La gente fue llegando a los lugares emblemáticos después de ver a otra gente a través de los canales de TV.


Expresaron sus quejas y sus esperanzas, tan variadas como personas había. Algunas se repetían. Se nombró la Constitución muchas veces, y calienta el corazón saber que los argentinos no han olvidado su contrato social. Hablaron de hambre, de libertad, del hartazgo de la cuarentena, de la justicia y la impunidad,  de los valores, la corrupción, la falta de futuro.

Y quizás la pancarta casera más prometedora, llena de esperanza, fue: “la gente ya no se calla”. Un país que tiene gente capaz de no callarse ante tanta injusticia, tanta impunidad, tanto cercenamiento de libertades individuales, tanto atropello a la Constitución, todavía es posible.

Habría que pedirle al gobierno, al Presidente y a su Vice, que escuchen a la calle. La gente que salió el 20/6 y el 9/7, dos fechas patrias, lo hizo a sabiendas, porque quiso, consciente de sus derechos. Deben escuchar las quejas y los reclamos, antes de que ambos se conviertan en exigencias.

Porque la paciencia tiene un límite. El 9/7 la gota que desbordó el vaso fue la domiciliaria de Báez. Ya no entran más gotas en el vaso. Expliquen qué plan de gobierno tienen, hasta ahora el plan político se reduce a la cuarentena y el económico a la emisión y a jugar con los acreedores.
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Digan la verdad, aténgase a ella y actúen en consecuencia. Recuerden que  el pueblo argentino puede parecer un rebaño de ovejas que se lleva mansamente al matadero, pero no lo es.  

viernes, 3 de julio de 2020

HAY HAMBRE, PERO ATACAN AL CAMPO



HAY HAMBRE, PERO ATACAN AL CAMPO

Malú Kikuchi  (4/7/2020)


Argentina, país contradictorio, está en plena y dura y eterna cuarentena; la gente no trabaja, no produce, no vende, no compra. Está paralizada, el resultado es que  hay hambre. Los comedores populares se multiplican y no alcanzan, la tarjeta alimentaria no alcanza, la ayuda del estado no alcanza. Ante este desolador panorama, se ataca la producción del campo.

Ataques vandálicos a silobolsas y algunos incendios en campos de las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos. Hasta ahora se han dañado 5.700 toneladas de granos en silobolsas. Se ha empobrecido al país en 5.700 toneladas que no se exportarán. Entrarán menos dólares.

Lo que es más grave, menos comida para la gente, menos comida para los chicos. Argentina tiene un alto índice de niños desnutridos, algo incomprensible en un país que produce comida para 400 millones de personas y dicen que debería hacerlo para 600 millones. Un chico con hambre es un delito en la Argentina. ¿Por qué el ataque al campo?

Según la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA),  por 1 hectárea de soja el Estado se lleva hoy el 69,7% de lo que le pagan al agricultor. Y promediando los granos de trigo, maíz, girasol etc, el Estado se queda con  el 60,4% sumando varios impuestos. Un  asalto al trabajo.

¿Entonces por qué ese odio visceral al campo y su gente? Los argentinos saben que los años de buenas cosechas son buenos económicamente para ellos. Saben  que la tierra ya no es de los “oligarcas”, ahora pertenece a nuevas generaciones de nietos de inmigrantes y a pequeños chacareros. Vicentín y Nardelli no son apellidos de próceres. ¿Por qué ese odio?

¿Por qué enfrentar al campo con la industria? ¿No escucharon hablar de la poderosa (o ex poderosa) agroindustria argentina que hace vivir a pueblos enteros de la zona pampeana? Hay un tufillo político, una sensación permanente de bajada de línea a los medios para incentivar ese odio.

Sin pruebas fehacientes es imposible probarlo. Son frases sueltas, trolls que atacan al campo desde las redes, la política impositiva deliberadamente anti campo, aunque el Estado vive en gran parte de él.  Sumando  impuestos nacionales, provinciales y municipales, el campo no es sólo el gran proveedor de comida, es el que mantiene a los Estados.

La Sociedad Rural hace referencia a la “pasividad” del Estado (Nacional) ante los repetidos ataques al campo. Solo Sergio Massa, presidente de la Cámara de Diputados, haciendo valer su distancia dentro de la coalición gubernamental, presentó un proyecto de ley sobre “vandalismo rural”.

Se refiere al ataque a cosechas, silos, silobolsas y tolvas. Que de efectivizarse llegaría la pena a 5 años de prisión. El proyecto lo presentó junto al diputado del FdT, Ramiro Gutierrez. Esperemos que se vote y sea ley. Y Sabina Frederic, ministra de Seguridad nacional, ¡visitó un campo!

Es casi imposible con la extensión del territorio argentino controlar lo que sucede en cada hectárea. Pero si el Presidente de la Nación en una de sus innumerables charlas por radio y TV se dignara tocar el tema campo y los irracionales ataques que está sufriendo, quizás, solo quizás, terminarían.

Si no terminaran, por lo menos, la ciudadanía sabría que el gobierno está a favor de la producción que la alimenta y que mantiene en gran parte al Estado. Pero desde la presidencia no se dice nada al respecto. Eso da pie a pensar mal. No hablar alimenta dudas, confirma sospechas.

Hace 2.000 años, antes de Cristo, Virgilio, el gran poeta latino escribía en La Eneida; “El hambre es mala consejera”. No se le pide al gobierno tan preocupado y ocupado por la pandemia que lea a Virgilio, pero el verso es cierto, el hambre es mala consejera. Debe evitarla, empezando por defender al que produce los alimentos. Porque no basta con dar de comer, hay que tener elementos para hacer la comida. Los da el campo.

Y como en la Argentina hay que aclarar todo, aclaro que no tengo campo. Defiendo un principio de sentido común. Veo tierra solo en maceta, ahora que la cuarentena no me deja ir a la plaza.