VOCACIÓN SUICIDA
Malú Kikuchi (14/12/2018)
La Argentina es un país privilegiado…con vocación suicida. La naturaleza
ha sido pródiga en dones de todo tipo, largos de enumerar. Un enorme
territorio, el 8º del planeta y una larguísima costa marítima, rica en pesca.
Hay que sumarle la pampa húmeda, con capacidad para alimentar a 400,
quizás 600 millones de personas, lo que dio nacimiento a una formidable y
moderna agro industria. Y la minería, Veladero ha sido la más importante mina de
oro del mundo. Además del litio,
indispensable para las baterías.
Todos los climas, montañas, serranías, llanuras, ríos poderosos, lagos
profundos, trópico y hielo. Una maravillosa Constitución Nacional, que pocos
conocen y a la que casi nadie respeta, por ignorancia o por decisiones
personales. La Argentina tuvo una educación pública.
La tiene, pero antes era de excelencia, único rasero socio económico
conocido hasta el día de hoy. Hoy esa educación no sólo no es de excelencia, es
mala; pobre en conocimientos, fuera del siglo XXI. Y los chicos tienen clase,
si los gremios de la educación lo permiten.
La Argentina fue grande cuando su educación pública era deslumbrante.
Fue. La Argentina fue grande cuando su salud pública tuvo tecnología y
conocimientos de punta. Fue. La Argentina tuvo premios Nobel en ciencias, único
país de Latinoamérica en tenerlos. Fue un ejemplo.
Tuvo una infraestructura memorable. Puertos, kilómetros de redes férreas,
teléfonos, aviones y aeropuertos, el cine argentino fue pionero en la región. Los
escritores argentinos, así como los pintores, los pensadores se hicieron
internacionales. Florecieron las editoriales y las galerías.
La Argentina hasta 1943 y desde finales del siglo XIX, estuvo entre los
10 países más desarrollados del mundo. Una esperanza para los migrantes que
ayudaron a consolidar la nación. Un país serio, confiable, con una economía
sólida, con horizontes amplios, en todos los sentidos.
Todo eso, fue. Y es triste hablar de un pasado glorioso cuando el
presente es triste, angustioso y gris. Hoy, el poder judicial, en su mayoría,
da vergüenza. Hay excepciones, desgraciadamente pocas. La corrupción es
inherente al ser humano, está en todos partes, pero acá hay impunidad.
Mientras no haya Justicia en el poder judicial, el futuro no existe. Hoy,
el poder legislativo es tan partidario que no tiene tiempo para pensar en la
Patria. Defender “la quintita” propia y el pedacito de poder que tienen, es más
importante que votar las leyes que se necesitan para volver a ser.
Hoy, el ejecutivo con una voracidad desconocida y feroz, destruye la
actividad privada para mantener un improductivo gasto público, a través de
impuestos exorbitantes. Y hasta ahora no ha sido capaz de mostrar un plan de
desarrollo a largo plazo, sin el cual nunca se volverá a ser.
Hoy, los gremios manejan todo, son el verdadero 4º poder sin el cual no
se puede hacer nada. Paralizan el país, exigen, aprietan, evaden la justicia y
también parecen manejarla. Amenazan y se les teme. Sin gremios ocupados sólo
del bienestar de sus afiliados, nunca se volverá a ser.
¿Cómo se permitió llegar a este punto? A pesar del éxito del G20, la
pobreza está en el 33%, la inflación anual llegará al 47%, los posibles
inversores no llegan porque temen que vuelva el populismo de CFK y rompa todos los
contratos firmados, algo que sin lugar a dudas, haría.
Parafraseando al tango *Cuesta abajo, la Argentina podría decir: “si
arrastré por este mundo la vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser”, la
respuesta no es simple. El populismo es en gran parte el responsable, pero este
fue siempre votado, preferido, elegido.
El pueblo argentino en su mayoría, una mayoría que gana elecciones y
cuando no las gana no deja gobernar a los que le ganaron, tiene vocación suicida. Los que no votan populismo y se
dedican a demoler a los gobiernos que intentan no serlo, también tiene vocación
suicida.
Para evitarlo, si es que todavía es posible y con la esperanza de estar a
tiempo para revertir la situación, existe el Centro de Ayuda al Suicida, CAS, (11)
5275 1135. “Su llamado es personal, confidencial y anónimo”.
Para volver a ser, hay que olvidar la vocación suicida que nos aqueja.
*Cuesta abajo”: tango, 1934, música Carlos Gardel, letra Alfredo Le Pera.
Muy bien, claro y contundente, como siempre.- Lamentablemente además muy acertado.....
ResponderBorrarEstás en tu derecho....pero bajar mi nota porque pienso distinto y digo cosas que tal vez no te gusten, me parece de muy mala cultura periodística.
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