TANTA INCOHERENCIA, ATERRORIZA
Malú Kikuchi (27/3/2021)
Incoherencia según la *RAE es "Cosa que carece de la debida relación lógica”. O sea que
no es congruente, no cohesiona.
La Argentina, gracias al 4º Kirchnerato, se ha
convertido en El Reino del Revés de María Elena Walsh. Sin la gracia, sin la
tierna ingenuidad y sin la poesía de Walsh. La Argentina cultiva la
incoherencia. La siembra con odio, con prisa y sin pausa.
“El que siembra vientos cosecha tempestades”. Vaciar
de poder al presidente en una escalada de violencia que aumenta día a día, faltando
casi 3 años para que termine su mandato, es peligroso.
Mucho más peligroso si el ataque viene desde
adentro, liderado por la Vice. “El funcionario que no funciona” es Alberto. En
un país empobrecido, fisurado, enamorado del pasado y sin futuro a la vista,
todo está del revés.
El 24/3, fecha que según el gobierno es para
reflexionar sobre el porqué de los hechos acaecidos, Martín Guzmán, ministro de
economía del país se sacaba la foto con Cristalina Georgieva, sonrientes y con el
consabido apretón de manos.
¿Se pusieron de acuerdo sobre formas y tiempos
del pago de la deuda con el FMI? No es probable. El Instituto Patria quiere
dejar los pagos para después de las
legislativas. La visita de Guzmán es para guardar las formas.
Guzmán también asistió desde Washington a un
zoom que compartió con el presidente del Banco Mundial y Alberto Fernández.
Este último, como presidente de la Argentina le aseguró al del Banco Mundial
que se honrarían las deudas.
Mientras, en Las Flores, provincia de Buenos
Aires, acompañada por el gobernador Kicillof, Cristina aseguró, que no podíamos
pagar la deuda porque no teníamos dinero para hacerlo. Y criticó al gobierno
anterior, un cliché.
También
dijo que las vacunas de la Federación Rusa y de la República Popular de China,
se debían a ella. A su visión de políticas “multilaterales”, siempre con
estados que pueden cobrar de muchas maneras (estación china y pronto una rusa
en el país) nunca vacunas de laboratorios a los que habría que pagarles y no
creen que el país pueda (o quiera) hacerlo.
Habló 33 minutos, nunca mencionó al presidente
Alberto Fernández. En un lapsus linguae o en un rapto de lúcida verdad, la
locutora oficial despidió a Cristina como “la presidenta de la Argentina”. Era
un día para reflexionar.
Al repasar los hechos de la guerra civil de los
70, de las acusaciones por los delitos de lesa humanidad (según Marco Acuña
todo delito en contra de alguien es de lesa humanidad), la incoherencia
argentina se consagró.
El país decidió salir del Grupo de Lima (creado
en 2017, 14 países) que pedía libertad para los presos políticos, elecciones
libres en Venezuela y se comprometía a no apoyar ningún golpe armado y bregar
por una salida negociada de Maduro.
El informe Bachelet, que no puede ser tildado
de fascista de derecha, dependiendo de la ONU que ponía nombres, fechas y
lugares de los asesinados, torturados y detenidos por estar en contra del
régimen chavista. Estos hechos fueron calificados como delitos de lesa
humanidad. Para la Argentina ya no lo son.
Parafraseando a María Elena Walsh,
“Me dijeron que en el reino del revés
Cristina es presidente
y el presidente, ¿qué es?”
*RAE: Real Academia Española