ARGENTINA, UN PAÍS INDESCIFRABLE
Malú Kikuchi (17/2/2023)
El prefijo “in” según el diccionario, significa negación. El tema es si
lo negativo le corresponde al país o al gobierno actual. Gobierno al que se
puede clasificar de, inoperante, inútil, incapaz, ineficiente, insensato.
Se pueden añadir casi todos los “IN” del idioma y son muchos. Pero
mientras se califica al gobierno, los narcos avanzan casi se diría que con el
aval del gobierno nacional. Rosario se ha convertido en Sinaloa.
Es cuando el ministro de seguridad de la nación, Aníbal Fernández, le recuerda al gobernador de Santa Fe, Omar
Perotti, ante su pedido de auxilio, que el país es federal… por lo menos en los
papeles.
Rosario sigue sangrando. Es un problema que incluye al servicio
penitenciario, a la policía y algunos políticos. Y puede que a funcionarios del
poder judicial, no sólo de la provincia, también de la nación.
Aníbal Fernández ¿qué hace? Mientras las amplias fronteras del país son
un colador por donde pasa cualquier cosa, entre esas cosas la droga ocupa un
lugar importante. ¡Argentina es un país tan generoso!
Tan generoso es que permite a miles de embarazadas rusas venir a parir
hijos argentinos en hospitales argentinos, ocupando camas, médicos y enfermeras, todo ello pagado por argentinos.
Un hijo argentino permite pedir residencia en el país. Una vez conseguida
se puede pedir la ciudadanía, y con esta, el pasaporte argentino. Desde la
invasión a Ucrania el pasaporte ruso es tóxico.
Tóxico en todos los países democráticos del planeta. No en Argentina. Con
el pasaporte argentino se puede viajar a casi cualquier parte, es confiable (aún).
No es culpa de las embarazadas rusas. Se les permite entrar.
Detrás de estos partos hay una mafia muy bien organizada. Por ahora mafia
rusa, pero ha de haber algún acuerdo con alguna autoridad argentina. De no ser
así, tanto parto en tan poco tiempo no sería posible.
La inflación de enero llegó al 6% y la interanual al 98,8 %, casi al
100%. Eso equivale a más hambre, más chicos desnutridos, más miseria…más
clientela para los subsidios manejados por los gerentes de la pobreza.
Tanto la inflación como la inseguridad están asolando al país. Las dos
empiezan con “in”. La inseguridad no está sólo en Rosario, campea por todo el
territorio. Hasta en el subte de Buenos Aires en pleno día.
El episodio de la policía Maribel Zalazar, asesinada con su propia arma
mientras le trataba de alcanzar un vaso con agua a su asesino, es la prueba de
que la inseguridad no tiene límites. Y que la policía debe usar Taser.
Taser o cualquier pistola eléctrica. Eso de que son picanas (Bonafini
dixit), aunque lo fueran, no matan, duelen y el delincuente queda fuera de
acción. Los progres prefieren matar antes que un shock eléctrico.
En cuanto a la electricidad si las tarifas no suben las empresas no van a
invertir. Nadie quiere perder dinero. Salvo el gobierno porque la plata no es
suya. Con este calor hay miles de personas sin electricidad.
Al gobierno no se le ocurre obligar a la empresa a poner generadores en los lugares sin luz. La gente
no le importa, ni los ancianos en pisos altos, ni los enfermos, ni los
comerciantes perdiendo su mercadería.
El gobierno está ocupado en la mesa electoral donde se deciden cosas
importantes: “la proscripción” inexistente de CFK y el ataque a la Corte (se sumó todo el PJ) y Cristina permite las
PASO. Por lo tanto la candidatura de
Alberto, sabe que no puede ganar.
Argentina no era así. Fue una nación con instituciones sólidas y fue respetada en el mundo. Hoy se ampara en la
pandemia y la guerra (que la debería beneficiar, el planeta necesita alimentos
y energía y acá hay).
También usa el pretexto de la sequía. Los países que rodean la Argentina
sufrieron los mismos contratiempos. El resultado no el mismo. Los países
crecen, Argentina decrece. Y lo hace a pasos agigantados.
¿Es sólo culpa de un pésimo gobierno, quizás el peor de la democracia? ¿O
las culpas se reparten con los votantes que una y otra vez votan mentiras,
ilusiones y prebendas? Alguna vez alguien dijo, “estamos como estamos porque somos
como somos”. Es cuestión de pensarlo.
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