*”LA TIRANÍA DEL STATU QUO”
Malú Kikuchi (15/12/2023)
Javier Milei ya es Presidente de la República Argentina. Se espera que la
Nación vuelva a ser republicana, respetando a rajatabla la división de poderes,
que es el pilar sobre el que se edifica una República.
El domingo pasado, día de la asunción del Presidente, varios hechos
rompieron la tradición y el protocolo. El juramente lo tomó la vicepresidente
saliente, CFK y no Victoria Villarruel. Raro.
El Presidente se dirigió directamente a la multitud congregada en la plaza
de los Dos Congresos, de espaldas a los diputados y senadores, a los miembros de la Corte Suprema, a funcionarios
e invitados especiales.
Discurso donde enumeró con crudeza inédita la situación económica del
país y las consecuencias de la misma en la sociedad. Pero curiosamente no habló
sobre educación, ni salud, ni trabajo, ni corrupción, ni…
Sobre los jubilados no dijo una palabra. El discurso fue una clase académica
de economía que sin embargo la multitud no sólo entendió sino que aplaudió la
promesa de un ajuste feroz y el “no hay
plata”.
También tuvo mucho éxito “el que las hace las paga” y la muy peronista
frase de “dentro de la ley, todo, fuera de la ley, nada”. Es indiscutible que
Javier Milei es un líder que conecta directamente con la gente.
Esa virtud es indispensable en un verdadero líder, necesaria para poder
cambiar años de decadencia y llevar al
país a un nivel de normalidad que lo equipare con los demás países de la región.
Y debería conservarla.
Después de un domingo agotador para el Presidente y el nuevo gabinete,
llegó el lunes. Un gran vocero, Manuel Adorni le dijo a la población los
recortes que se harían en el Estado, de 18 ministerios pasaron a 9.
Y siguió enumerando los recortes en los distintos estamentos del Estado.
Pero no habló de recortes en los gastos de la “casta”. El martes el nuevo
ministro de economía, Luis “Toto” Caputo aclaró con mucha claridad la génesis
del problema que arrastra Argentina y enumeró 10 medidas.
Probablemente los ciudadanos estén demasiado ansiosos, pero no escucharon
medidas que necesitaban escuchar. ¿Van a solucionar el tema jubilados? ¿Van a
suprimir las jubilaciones de privilegio?
¿Basta de autos oficiales (salvo los imprescindibles), basta de choferes,
asesores, celulares y todas las canonjías que disfrutan los políticos? Milei
prometió que el ajuste en gran parte lo haría la denostada “casta”.
Habrá que soportar una suba en las tarifas, es inevitable, pero no por
eso menos dolorosa. Y otra suba en el tema sanitario, imprescindible, está
colapsado, pero es difícil de pagar. El pueblo
necesita saber que los privilegios se acabaron en serio. El ajuste le
debe tocar a TODOS.
¿Y qué es eso de volver al impuesto sobre los sueldos considerados
ganancias? Dicen que los gobernadores lo necesitan para pagar sus cuentas. Que las
provincias achiquen los gastos como lo hacen los ciudadanos. Eso sería lo
justo. Y Milei prometió igualdad ante el ajuste.
¿Y qué es eso de mantener las retenciones y gravar todas las
exportaciones en un 15% (la soja sigue al 33%)? Eso no lo dijo en la campaña. Milei debe explicar por qué decide lo que decide.
Puede que todo esto suceda en el futuro. El Presidente es un gran
economista y no puede perder el apoyo de la gente, es lo único que tiene por
ahora y no es poca cosa. Seguramente leyó un libro de Milton Friedman, premio
Nobel de economía, “La tiranía del statu quo”.
Si no lo leyó y ahora no tiene tiempo, que alguien le haga un resumen.
Friedman escribió el libro para su amigo el Presidente Ronald Reagan, allá por
1980 y fue asesor de su gobierno. En el libro lo aconsejaba.
Si piensa hacer algo hágalo en los primeros seis meses de su gobierno, luego
no podrá hacerlo. Hace 50 años el tiempo era más lento. Ahora ni siquiera
existen los primeros 100 días de luna de
miel para el gobierno.
Friedman sostenía que la burocracia que no es ni buena ni mala, es el
statu quo. Está allí y es casi imposible movilizarla. No quieren cambiar ni
mejorar. Suman papeles (hoy en la computadora), inventan inverosímiles e
inagotables formularios que nadie entiende para qué son.
Ese statu quo es la perfecta máquina de impedir. Hay que tomarla por
sorpresa y actuar rápido. El tiempo no es un recurso renovable y es decididamente
insustituible. Recordando a Maquiavelo,
que de política sabía, él recomendaba hacer
“el mal de golpe y el bien de a poco”.
El nuevo gobierno no tiene tiempo, tiene que tomar las medidas más duras
y necesarias, ya. Hay que desearle suerte, mucha suerte, la situación del país
al borde de la hiperinflación, es desesperante.
Y como el misticismo del Presidente es contagioso, se invoca la
protección de Dios, fuente de toda razón y justicia para que saque la Patria
del pozo en que se encuentra. Que así sea.
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