ALBERTO F. HABLA MUCHO
Malú Kikuchi (15/11/2019)
No es bueno que un presidente electo no hable
con la prensa o con organizaciones de cualquier tipo, pero tampoco es bueno que
hable demasiado. El que habla mucho termina diciendo lo que no quiere o lo
que no debe decir. O dice una cosa el lunes y la desmiente el viernes.
Alberto F. necesita con urgencia un vocero,
cuestión de preservarse un poco. Si sigue hablando tanto, va a llegar al 10/12
con la credibilidad esmerilada. Ya tiene que enfrentar una situación más que
difícil en lo económico y dentro de su frente interno.
Sumarle a todo esto el hecho de decir con
respecto a la deuda con el FMI, “vamos a pagar a la uruguaya” (Uruguay 2003,
sin quita de intereses ni de capital, alargando plazos de pago de acuerdo con el
acreedor), y ahora dice que la Argentina no puede pagar su deuda de ninguna
manera.
Fue a Portugal y admiró su impactante
renacimiento económico. Un país que salió de una situación francamente
desastrosa y hoy es un ejemplo de cuentas ordenadas, bajo desempleo y con
pobreza acotada. Es el país más barato de Europa y un destino turístico muy buscado.
Pero Alberto F. olvidó decir que Portugal
sufrió un ajuste feroz, que achicó su administración pública y bajó los sueldos
que dependían del estado en un 23%, desde barrenderos a profesores
universitarios. Nueve años después volvió a subir ese 23%, obviamente sin pagar
a retroactividad.
En la Argentina de hoy, ninguna de estas
medidas son viables . ¿Entonces para qué hablar del modelo portugués? ¿Para qué
meterse sin cesar en los países extranjeros a favor o en contra? Se sabe que
“los países no tienen amigos, tienen intereses”. ¿Alberto F tiene en cuenta
este “detalle”?
Pelearse con el presidente Trump está fuera de
lugar. Juzgarlo públicamente como atrasando a EEUU por apoyar la renuncia de
Evo Morales, está fuera de lugar. Y torearlo a Bolsonaro visitando a Lula e
invitándolo a su asunción presidencial, es un error. Un gravísimo error.
El presidente Bolsonaro puede no gustar,
molestar, insultar, de hecho él lo hace con Alberto F., pero Brasil, país que
preside , nos es imprescindible. Es nuestro socio mayor, con o sin Bolsonaro. Lo
seguirá siendo cuando el presidente brasileño deje de serlo.
En cuanto a Bolivia, debería ser suficiente el
fallo de la OEA, que a través de su secretario general Luis Almagro (después de
recibir el informe de 40 peritos), declaró que Evo Morales había dado un auto
golpe a través de un indiscutible fraude electoral. Pero las ideologías
pudieron más y para Alberto F. fue un golpe.
Lo mismo con el Uruguay. La simpatía hacia
Pepe Mugica se comprende, que lo traiga a la Argentina, se comprende. Que vaya
a visitar como presidente electo a Tabaré Váquez, que ya está abandonando la
presidencia de la ROU, se comprende. Que se vea con Martínez, bien.
Daniel Martínez, intendente de Montevideo,
candidato por el Frene Amplio, ganó las elecciones, va a balotaje contra Luis
Lacalle Pou del partido Nacional. El 24/11, de acuerdo a las encuestas (¿serán
creíbles?), ganaría Lacalle Pou, que Alberto F. no visitó. La ROU también es
socia.
Un presidente, Alberto F. al ser electo ya lo
es, no puede, no debe dejar que sus simpatías personales o su ideología, o la
ideología que le imponen sus laderos dueños de los votos, lo desvíen de su
trabajo como líder de un país. No puede, no debe dejar de lado los intereses de
la Argentina.
Hasta ahora es lo que viene haciendo. Y es
bueno recordar que Perón decía que “la política es la política exterior, lo
demás es sólo administración”. ¿Cómo explicar si el Frente de Todos es
peronista, la necesidad por recrear el polo ideológico chavista en América del
Sur?
Si Piñera consiguiera estabilizar a Chile y
erradicar el foquismo enviado desde Cuba/Venezuela, si Bolivia estableciera
elecciones transparentes y justas (lo que implicaría no votar a Evo),
y si ganara Lacalle Pou en Uruguay, ¡qué aislamiento el de la Argentina de
Alberto F.!
Piñera en Chile, Vizcarra en Perú, Moreno en
Ecuador, Duque en Colombia, Bolsonaro en Brasil, Abdo en Paraguay y Lacalle Pou
en Uruguay, dejarían a Venezuela y a México muy lejos. ¿Ninguna de estas
posibilidades se baraja en el entorno de Alberto F? ¿No hay estadistas entre sus
políticos?
Que a partir del 10/12 el pragmatismo supere
la ideología y los intereses del país prevalezca sobre los que podrían esgrimir
“los votos son míos”. La Argentina está por encima de los partidos y muy por
encima de los políticos. Esperemos. ¡Y que Dios nos ampare!
que asi sea
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