UTOPÍAS MUY IMPROBABLES PARA EL 2020
Malú Kikuchi (20/12/2019)
Se va el 2019, año difícil, electoral,
con serios problemas económicos y sociales. Cambiamos de año y de
gobierno. El futuro es sombrío. Nada es
claro, nada es previsible. Y como dice Joaquín Sabina, *“que ser valiente no
salga tan caro, / que ser cobarde no valga la pena”.
Por eso, rechazando una realidad que
duele, sueño improbables utopías, que seguramente compartiremos.
Que todos los dirigentes sean
patriotas. Dirigentes políticos de todos los partidos, empresarios,
gremialistas, banqueros, industriales, funcionarios.
Que ser patriotas implique ser
idóneos para el puesto que ocupen. Que sean honestos, trabajadores y
respetuosos de las leyes.
Que las leyes sean justas. Que sean
necesarias y le sirvan a la gente. Que la Justicia sea rápida. Que se acabe la
impunidad en la Argentina.
Que el ajuste no lo pague sólo la
gente, que empiecen a pagarlo los políticos. Que al hacerlo no cercenen
libertades.
Que la Argentina deje de recurrir a las
emergencias, no estamos saliendo de una guerra. Que los argentinos piensen en
pesos y no en dólares.
Que los poderes legislativos nacional
y provinciales dejen de ser aguantaderos de personas sospechadas de haber
cometido delitos.
Que la mayoría no se sienta dueña del
país, mañana puede ser la minoría. Que la minoría aprenda a negociar, es la forma
superior de hacer política.
Que la educación vuelva a tener
maestros y deje de tener trabajadores de la educación. Que alumnos y padres los
respeten, que se ganen ese respeto. Que los contenidos se adapten al siglo XXI.
Que todos los maestros sean
universitarios. Que todos los policías sean universitarios. Que pasen una
revisión psicológica anual para usar armas.
Que la guerra contra el narcotráfico
sea en serio y que la ganemos. Que los gremialistas no se hagan millonarios a
costa de sus sindicados.
Y hay tanto más… Desear utopías es
quizás una forma de acercarnos a ellas. Parafraseando a Eduardo Galeano cuando
se refería a la utopía:
“Ella está en el horizonte.
Yo me acerco dos pasos y ella se
aleja dos pasos.
Camino diez pasos y el horizonte se
corre diez pasos. […]
Entonces, ¿para qué sirve la utopía?
Para que sigamos caminando.”
A pesar de todo y aunque todo parezca
estar en contra, ¡sigamos caminando!
*Joaquín Sabina: Noche de Bodas.
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