OYERON, PERO NO ESCUCHARON
Malú Kikuchi (22/8/2020)
La diferencia entre “oír” y “escuchar”
es significativa. Según el diccionario de
la *RAE, “oír” es percibir con el oído y “escuchar” es prestar atención
a lo que se oye. El 17 de agosto durante
el impresionante banderazo en todo el país, el gobierno de los Fernández oyó,
pero no escuchó.
Como toda protesta organizada y protagonizada
por ciudadanos, los reclamos fueron múltiples. La desesperante situación del
país así lo exigía. No había nadie que liderara. Fue una marcha en libertad y
por la libertad. Pero lo que más se escuchó fue un NO rotundo a la reforma
judicial.
La reacción de los Fernández pos
banderazo ha sido curiosa. Haciendo oídos sordos al clamor de la ciudadanía, el
Presidente dijo en su casi diario discurso: “No nos van a doblegar los que
gritan”. Por su lado, la vicepresidente ordenó a las comisiones del senado
tratar la reforma.
De parte de Cristina era esperable,
forma parte de su personalidad; huye hacia adelante y por regla general se
equivoca. Le pasó con la 125, le pasó con la democratización de la justicia, esta
última su gran preocupación. El resultado es que varios senadores de las
comisiones no tuvieron tiempo de leer el proyecto de ley de la reforma, pero lo
votaron igual.
La semana que viene es evidente,
contabilizando los 42 senadores que obedecen a Cristina, que la media sanción
de la ley será aprobada. Queda la esperanza, no la certeza, que pueda ser rechazada
en diputados. Juntos por el Cambio, los lavagnistas y la izquierda votarán en
contra. ¿Bastará?
¿Cómo votarán los diputados de los
partidos provinciales? Se sabe que el gobierno nacional está ofreciendo cargos
en los nuevos juzgados a crearse, a parientes de los gobernadores. El viejo
sistema K, látigo y billetera. El trabajo está en manos de Sergio Massa y de
Máximo Kirchner.
El proyecto de reforma judicial ya ha
sido declarado anticonstitucional por la Cámara del Crimen y por una Cámara
Civil y Comercial. Falta que lo haga la Corte Suprema de Justicia, que todavía
no se ha expedido. La pregunta más acuciante es, ¿los representantes y los
jueces, oyeron o escucharon?
Porque el banderazo no fue protagonizado
por algunas personas del PRO que gritaban su descontento por haber perdido la
elección presidencial. Fueron los ciudadanos que votaron por
Macri, los que votaron por Espert, los que votaron por Gómez Centurión,
probablemente muchos de los que votaron por Lavagna y muchos de los que votaron
por la dupla Fernández.
La cuarentena que no es cuarentena pero
sí lo es, y de todos modos, se llame como se llamare, es obligatoria, se ha
convertido en algo insostenible. La economía se desploma, el desempleo crece,
la pobreza se multiplica, la inseguridad es abrumadora, y en el medio, la reforma.
Hoy, un poder judicial que sí necesita
ser reformulado porque funciona mal y no da respuesta a los problemas de las
personas, es una quimera en tiempos turbulento. La reforma judicial no tiene
nada que ver con los problemas impostergables de la gente que no saben cómo va
a sobrevivir.
Los problemas judiciales de Cristina
Fernández no pueden estar por encima de las necesidades de los ciudadanos de la
Argentina. Cristina es sólo una ciudadana más entre 45 millones de otros
ciudadanos, con los mismos derechos y obligaciones. La impunidad de CFK no debe
ni puede poner de rodillas al poder
judicial.
Es imprescindible que el gobierno, conformado
por sus tres poderes, legislativo, ejecutivo y judicial, escuchen a la gente.
No alcanza con oír. Hay muchas maneras de ser sordos, y esta, la de no escuchar
los reclamos de la gente, es peligrosa.
*RAE:
Real Academia Española
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