PELIGRAN LAS INSTITUCIONES FUNDAMENTALES
Malú Kikuchi (15/8/2020)
El planeta ha sido atacado por un
minúsculo virus que solo se puede ver a través de un microscopio electrónico y
que sin embargo, ha trastornado a más de 7.500 millones de habitantes. El
covid-19 no tiene fronteras, no distingue razas, nacionalidades, edades ni
sexos, ataca por igual a todos.
Ante este enemigo invisible, contra el
cual todavía no se conoce el remedio y se testean vacunas, la pandemia se
expande. Este hecho hace que gobiernos con tradición populista (Aristóteles diría
demagógicos), aprovechan esta situación ideal para atacar instituciones y
libertades.
En nuestra maltrecha Argentina, con un
ejecutivo que no cree en los planes, la pandemia y su derivado, la cuarentena, han
sido un salvavidas para manejarse políticamente. Hoy la cuarentena más larga del
mundo (150 días), sigue siendo cuarentena pero se llama “distanciamiento social”.
El
virus ataca, el encierro obligatorio ya no se respeta porque todo tiene un
límite, y eso cuestiona la autoridad del ejecutivo. Mientras, la economía
colapsa y la inseguridad se expande tanto como el covid-19 y con mayor
violencia. En ese momento se presenta una brutal reforma judicial.
Una reforma basada en el derecho penal,
aconsejada por penalistas y con el único fin de conseguir la impunidad de la
familia Kirchner, Cristina, sus dos hijos, su sobrina Romina Mercado y sus
socios y amigos. El proyecto es inadmisible. La República se basa en 3 poderes independientes
que se controlan entre sí.
El mundo se pregunta si sobrevivirán las
democracias una vez que la pandemia sea historia. La pregunta es de imposible
respuesta. La futurología es una ciencia muy inexacta. Pero si las democracias
liberales han de sobrevivir, necesitaran la lucha inclaudicable de los
ciudadanos.
Si en vez de habitantes, todos nosotros
nos convertimos con firmeza en ciudadanos conscientes de nuestros derechos y
garantías constitucionales, el ejecutivo deberá dar marcha atrás. Es imposible
no escuchar la voluntad del pueblo, “voz populi, vox Dei”. Hay que decir no a la reforma judicial.
Dentro de esa reforma de impunidad para
la vicepresidente de la Nación, su traje hecho a mediada, el senador Oscar
Parrilli intenta agregarle un artículo que cercene la libertad de expresión. La
justicia y la prensa independiente son los baluartes de la libertad de los
ciudadanos.
El ejecutivo al amparo de la pandemia,
teniendo a las personas aterrorizadas encerradas en sus casas, aprovecha la
oportunidad para pagar sus deudas. Es obvio que el Presidente debe pagar el
precio de sus votos prestados por CFK, limpiando el prontuario de su vicepresidente.
Por eso, más allá de la esperanza de la
vacuna en un horizonte no tan lejano y el orgullo de poder fabricarla en el
país, más allá del “distanciamiento social”, leer cuarentena, nos toca a
nosotros, los ciudadanos, salir a la calle el lunes 17 de agosto, el día de San
Martín.
San Martín luchó por la libertad. Solo
con instituciones fuertes se puede limitar a un gobierno populista. Solo con
instituciones fuertes se puede vivir en libertad. La justicia y la prensa
independiente dependen de nosotros. Esas instituciones son fundamentales para la
ciudadanía.
Pero la libertad se consigue, se
defiende cuando la atacan, se lucha por ella. Nadie la regala, y menos que
nadie un gobierno populista que necesita un rebaño de mansas ovejas para
gobernar sin leyes, con impunidad y sin ovejas que lo molesten. No somos
ovejas, somos gente.
Recordemos, nuestro Himno Nacional
repite 3 veces la palabra libertad. Que no sea solo una palabra, que tenga
significado. De nosotros depende.
Excelante Malu, lo comparto en mi muro con tu permiso.Abrazo!!
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