OTRA VEZ DUHALDE, ¿TENDRÁ RAZÓN?
Malú Kikuchi (19/9/2020)
El ex presidente Eduardo Duhalde, volvió
a hablar. Fue por Radio Rivadavia y con Nelson Castro. Otra vez sus palabras
sacudieron a la sociedad. Dijo que la Argentina era un país en permanente retroceso. No es una novedad, pero
lo dijo un peronista de un gobierno que dice ser peronista.
Lo más impactante: “Mi impresión es que
el Presiente está grogui, ya no contesta, como estuvo De la Rúa en un momento o
como estuvo Duhalde cuando gobernaba”. Siguió explayándose, “En algún momento
tiene que pedir ayuda”. ¿Es un aviso? ¿Es la última vez que le ofrece la mano?
Suponiendo, porque no hay nada que
induzca pensar que la salud mental del ex presidente Duhalde está afectada, o
que ha dejado de ser peronista para pasarse a la oposición, sus opiniones han
de ser tomadas en cuenta. Duhalde sabe lo que dice. Y es altamente preocupante.
Demasiado.
Las personas que vivieron los finales
del 2001, cómo se produjeron los hechos y lo que siguió, cinco (5) presidentes
en pocos días, han de recordar. Para los más jóvenes que no lo vivieron o no lo
recuerdan, deberían leer el libro de Miguel Bonasso, *“El palacio y la calle”.
El proceso de destitución a través de
una pueblada o golpe civil, para forzar la renuncia del Presidente De la Rúa
está detalladamente explicitada. Eso no puede, no debe volver a suceder. El
sistema democrático permite votar legisladores dentro de un año y eso puede
cambiar la situación.
La Argentina se ha comprometido a través
de sus ciudadanos, que los periodos presidenciales se respetan, el voto popular
es sagrado, esté uno de acuerdo o no. Los ciudadanos tiene la prerrogativa
constitucional de expresarse, en la calle, con banderas o cacerolas o bocinas.
Se puede.
De hecho, algunas malas decisiones del
gobierno se cambiaron gracias a la oposición de la ciudadanía. Y todo aquello
que indigna, que es autoritario y dirigido a evitar los juicios penales de CFK,
hoy vicepresidente, acusada por hechos delictivos durante sus anteriores
presidencias, se podrán rever.
Lo que no se puede es romper el sistema
democrático aunque el gobierno actual sea pésimo. El país está en picada
acelerada, usando la pandemia para tapar la ineficiencia, con la mitad de la
población pobre, con el 63% de los niños pobres, con la educación destruida sin
contemplaciones, con trabas a todo aquello que pudiera sacar al país de la devastación.
Pareciera que es lo que el gobierno
busca: un país miserable, con gente desnutrida, embrutecida y fácil de
gobernar. El Presidente, tiene razón Duhalde, parece otro, en todo caso no el
que la gente votó. Ni moderado ni dialoguista, se ha convertido en la mascota domesticada
de CFK.
Hay que apelar a la paciencia que los
argentinos tienen corta y esta debe durar todavía 38 meses más. Hasta el
10/12/2023. Es así, no hay atajos. Mientras, la oposición debe limar sus
diferencias y priorizar sus acuerdos, unirse férreamente y prepararse para ganar
las elecciones legislativas.
Si se ganan las elecciones del año que
viene, puede equilibrarse el senado que dejaría en ese caso de ser el feudo de
CFK. Si además se aumentan los diputados opositores, todo el poder legislativo
dejaría de estar al servicio de los caprichos de Cristina. El poder judicial,
como de costumbre, se pondría del lado de las mayorías. Tiene esa vocación
irrenunciable.
Entre tanto, dándole la razón a Eduardo
Duhalde sobre su descripción del Presidente y del país, esperemos una vez más,
con la Constitución Nacional en la mano, que todo lo que viene diciendo sean
sólo descripciones de la realidad y no advertencias sobre lo que puede ocurrir.
*”El palacio y la calle”, editorial
Planeta, 2002, autor Miguel Bonasso.
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