HACIA LA ETERNA Y ERRÓNEA CUARENTENA
Malú Kikuchi (27/6/2020)
Las cuarentenas existen desde hace miles
de años. Viene del latín, “quadraginta”, 4 veces 10. Se usó puntualmente en
Venecia con la peste negra (bubónica) en 1348. Duró 40 días, no más. Hoy se
sabe que la mayoría de las enfermedades
se incuba en un tiempo menor.
Se sabe que la Argentina es un país
curioso, las reglas que rigen en el resto del planeta no las comparte. La cuarentena argentina empezó el
20/3/2020 y se va estirando como un chicle usado, una y otra vez. Ahora hasta
el 17/7/2020. Lo que implica que duraría 121 días. ¡Para el Guiness!
“El aislamiento social preventivo
obligatorio”, se declaró por DNU. El relato explicaba que era para amesetar la
pandemia y dar tiempo a la adecuación del sistema sanitario al posible pico de
la misma. Dicen que el pico se aproxima. Y el sistema sanitario no está en
condiciones. ¿Por qué?
¿No bastaron los 100 días? No, se
necesitan 3 semanas más. Por ahora. Luego serán… Llega un momento en que la
pregunta más básica es: ¿nos mienten para controlar a la población? ¿O son
absolutamente inoperantes y no saben qué hacer? En los dos casos la Argentina
está en problemas.
A esta loca y siempre insuficiente
cuarentena hay que sumarle los resultados negativos, más allá del fracaso en
poner a punto el sistema sanitario. La economía del país, que ya venía desde
los finales del macrismo en recesión, se paralizó. Las quiebras se multiplican.
Una economía que no produce, no compra y
no vende. Mientras el pequeño comerciante, el mediano y el grande, se preguntan
si será posible sobrevivir a este salvaje atentado al más elemental sentido
común. La gente no trabaja. Eso genera pobreza, desesperación, angustia y falta
de horizontes. Pero el gobierno exige el pago de impuestos.
No dejan trabajar a la gente. Pero los
integrantes de los 3 poderes que gobiernan el país, no se rebajaron el sueldo,
no achicaron el estado. Y siguen cobrando inverosímiles impuestos, 168
impuestos. Después de la República de las Islas Comores, somos el país con más
impuestos.
Los daños psicológicos, en particular en
los dos extremos de la vida, niños y gente mayor, serán incalculables. Lo único
que trabaja en 3 turnos de 8 horas todos los días laborables, es la casa de la
moneda. Los billetes ya valen menos que el papel prensa. La solución del
gobierno es emitir.
Se supone que Alberto Fernández, Horacio
Rodríguez Larreta y Axel Kicillof deben haber valorado el tremendo costo
político de las medidas que tomaron una vez más. Medidas que necesitarán más
controles. Pero nadie puede controlar a todos todo el tiempo. Además, no son
eficientes.
En particular la provincia de Buenos
Aires desconoce la eficiencia en el conurbano. Y corren, los tres personajes,
el serio riesgo de no ser obedecidos. Si la cuarentena se deshilacha, que es lo
más probable, la falta de autoridad en
política no tiene vuelta atrás. Carcome al poder.
Alberto Fernández insiste en su dilema,
“salud o economía”. Obviamente elige la salud. Pero no es “o” en este caso es
“y”. Un delicado equilibrio entre las dos cosas. Los gobiernos sabios así lo
hicieron. Porque la pobreza enferma, el hambre mata y el gobierno no puede
mantener (escasamente) a la mitad de la población todos los meses, durante años.
El Presidente insiste en “proponer”,
pero él no propone, él ordena. El “propone” que la gente se guarde en su casa,
pero le ordena que lo haga. “Propone” el cierre de comercios, pero lo ordena
bajo penas que se conocerán más tarde. ¿El Presidente miente o sólo es
hipócrita?
Y la frutilla del postre: “Todos
juntos”…pero aislados.
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